«Tenemos un historial alternativo de calentamiento global, parece que las temperaturas se han subestimado en aproximadamente medio grado», comentó el geoquímico de arrecifes de coral Malcolm McCulloch, del Instituto de Océanos de la Universidad de Australia Occidental en Crawley, y autor principal del estudio.
El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) utiliza una línea de base para las temperaturas medias globales preindustriales, que hace referencia a los primeros registros instrumentales de temperatura global.
Este período es alrededor de 1850-1900, cuando estuvieron disponibles los primeros registros de temperaturas de la superficie del mar desde barcos.
Sin embargo, McCulloch afirmó que las esponjas marinas longevas pueden proporcionar indicaciones de temperatura ya en el siglo XVIII.
Los expertos analizaron la proporción de los elementos estroncio y calcio en los esqueletos de carbonato de calcio de 300 años de antigüedad de una especie de esponja parecida a un coral, Ceratoporella nicholsoni , que crece frente a las costas de Puerto Rico.
Esta relación se modifica solo con los cambios en la temperatura del agua, lo que la convierte en un termómetro sustituto, acotó.
Las esponjas fueron tomadas de una sección particular del Caribe, el único lugar donde se encuentran, y fueron recolectadas a una profundidad de 33 a 91 metros, en lo que se llama la capa mixta del océano.
«La temperatura de la superficie del mar puede ser muy variable en la superficie, pero esta capa mixta representa todo el sistema hasta un par de cientos de metros, y está en equilibrio con las temperaturas de la atmósfera», precisó McCulloch.
El brazo del Caribe en el que crecen las esponjas también está relativamente protegido de las grandes corrientes oceánicas y los ciclos climáticos, como la circulación meridional del Atlántico y la oscilación meridional de El Niño, lo que significa que experimenta menos variabilidad en las temperaturas del agua que otras regiones oceánicas.
Los esqueletos de esponjas sugieren que el planeta comenzó a calentarse a mediados de la década de 1860, durante el período actualmente definido como línea de base preindustrial.
Durante el período relativamente estable de 1700 a 1860, las temperaturas globales de la superficie del mar variaron en menos de 0,2 °C, con la notable excepción de breves períodos más fríos, atribuidos a erupciones volcánicas.
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